La tasa de desempleo en Estados Unidos aumentó abruptamente en marzo al pasar de 3.5% el mes anterior a 4.4%, a la vez que se reportó la destrucción de 713 mil empleos. Estas cifras hubieran sido peores si se tiene en cuenta que las encuestas fueron levantadas a mediados de marzo. Con este resultado, se puede afirmar que Estados Unidos entró formalmente en recesión en dicho mes.
A esta conclusión se arriba de acuerdo a la denominada Sahm Rule, misma que señala que Estados Unidos entra en recesión cada vez que la tasa de desempleo supera al menos en medio punto porcentual el mínimo nivel observado en los últimos doce meses. En vista de que 3.5% fue la tasa mínima de desempleo, la cifra de marzo la excedió en casi un punto porcentual.
Al juzgar por la magnitud del aumento del desempleo y por el exagerado incremento de las solicitudes iniciales por beneficios de desempleo durante las últimas dos semanas (aumentaron de 280 mil a 3.3 millones y luego a 6.648 millones), la caída económica americana será muy profunda.
De acuerdo a las cifras anteriores es probable que lo haya hecho a un ritmo de -5.0 a -7.0% en el primer trimestre del año, pudiendo ser el segundo el de mayor contracción. Eso lo dirá la duración de la epidemia y las medidas que adopten las autoridades para evitar que se siga propagando.
La caída se está dando pese al fuerte apoyo, casi descomunal, por parte de las autoridades responsables de la política fiscal y monetaria., debido a la relativa inefectividad de algunas medidas, lo tardía de algunas otras y, fundamentalmente, porque el foco principal del problema, vale decir la epidemia, sigue en curso. Tal vez hubiera sido necesario usar todos esos recursos para tratar de contenerla.
Por otro lado, siguiendo el caso chino, se espera que la economía estadounidense se recupere relativamente pronto. Simulando la forma de una V.
Al parecer, en febrero la economía china se contrajo fuertemente a consecuencia de la paralización que provocó la epidemia, pero en marzo se recuperó de manera importante. Así lo dejan entrever los Índices de Gerentes de Compra (PMI) del sector manufacturero y de servicios de febrero y marzo. Así, por ejemplo, el PMI manufacturero cayó de 51.1 en enero a 40.3 en febrero, para luego mostrar una recuperación hasta 50.1. Lo mismo sucedió con el PMI de servicios: cayó de 51.8 a 26.5, para recuperarse a 43.0 en marzo.
No obstante, las dudas sobre la recuperación china no se han desvanecido ante la caída que registra la demanda mundial y ante los temores de un rebrote de la epidemia.
En Estados Unidos se estima que la economía observe una fuerte recuperación para la segunda mitad del año, más concretamente hacia el cuarto trimestre.
El supuesto implícito más importante de tal creencia es que la demanda se encuentra reprimida, de modo que una vez acabada la emergencia la gente retornará a comprar lo que dejó de hacer en su momento. Las cifras del desempleo de marzo en Estados Unidos muestran que eso no necesariamente tiene que ser así. Del mismo modo, tal hipótesis supone la inexistencia de efectos o crisis colaterales provocados por la epidemia y la forma que se ha elegido para enfrentarla (paralización de la economía), como la suspensión de pagos en que pueden incurrir familias y empresas.
Por lo que se refiere a México, si bien la epidemia no se ha propagado como en Estados Unidos, la paralización de la economía al parecer ha sido mayor. El sector automotriz y el de servicios de turismo prácticamente están paralizados. Por otro lado, la política monetaria sigue siendo restrictiva, en tanto que la fiscal se encuentra limitada por la debilidad estructural de las finanzas públicas.
A consecuencia de ello, es probable que México también registre una fuerte contracción en 2020 y, todo parece indicar que nuestra recuperación estará sujeta a la recuperación estadounidense.
Por Rodolfo Navarrete Vargas (Vector Casa de Bolsa), Periódico Reforma, 6 de abril de 2020