Kamala Harris y Mike Pence concluyeron su primer y único debate vicepresidencial, marcado por la presencia del coronavirus, tanto en los temas abordados, como por las barreras de plexiglás que dividieron a ambos políticos, como precaución extra por el brote de la enfermedad en la Casa Blanca.
“Es el peor error en la historia de una presidencia en Estados Unidos”, dijo Harris sobre la respuesta de Donald Trump al coronavirus.
El vicepresidente Mike Pence defendió la respuesta de la Administración y criticó el manejo de la epidemia de influenza durante los años de Joe Biden como segundo del Ejecutivo.
“Si el H1N1 hubiese sido igual de letal, habría dos millones de muertos”, aseguró Pence.
Kamala Harris comentó que únicamente aceptaría una vacuna contra el coronavirus que fuese recomendada por profesionales médicos, y no por Donald Trump, a lo cual el vicepresidente le pidió no socavar la confianza del público en ella.
A diferencia del pasado debate presidencial entre Donald Trump y Joe Biden, lleno de interrupciones y gritos, los candidatos a la vicepresidencia tuvieron más ataques dirigidos a políticas públicas.
Analistas se refirieron a este como el debate vicepresidencial más importante de la historia del país, debido a la salud y edad de los presidentes que deberían suceder.
Sin embargo, cuando la moderadora Susan Page los confrontó con una pregunta directa sobre si estaban preparados para tomar el cargo, tanto Pence como Harris la evadieron.
Hubo otras preguntas que tampoco se contestaron directamente: Harris se negó a decir si apoyaría aumentar el número de miembros de la Corte Suprema y Pence se negó a decir si la crisis climática era una amenaza existencial para el país.
Los candidatos mostraron dos visiones muy distintas en varios temas cruciales para la elección.
Al hablar sobre aborto, Harris dijo que las mujeres “son las que deberían decidir sobre su cuerpo”, mientras que Pence señaló que era “provida y no estaba avergonzado de decirlo”.
También chocaron sobre si se hizo justicia en el caso de la afroamericana Breonna Taylor, quien murió a manos de la Policía en medio de una orden de arresto para una persona que no vivía en esa casa.
Aunque hubo ataques sobre la elusión de impuestos de Donald Trump y el historial de Joe Biden en Washington, el debate regresó varias veces al tema de la salud pública y la economía después del Covid.
La migración tampoco surgió en el debate y las únicas menciones sobre México se dieron cuando Pence acusó a Harris de no votar para ratificar el T-MEC y cuando la demócrata recordó el momento en que Trump se refirió a los mexicanos como “violadores” en 2015. En política exterior, la influencia de China y el homicidio del general iraní Qassem Soleimani fueron los temas que robaron la atención.
El encuentro cerró con la pregunta de una alumna de octavo grado (equivalente a los primeros niveles de secundaria en México) sobre la civilidad de los debates: “¿Si nuestros líderes no se llevan bien, cómo nos podemos llevar bien nosotros?”.
Pence y Harris concluyeron su participación con un tono más cordial que el mostrado durante la parte principal del debate.
“No asumas que lo que ves en televisión es sinónimo de cómo son los estadounidenses”, defendió Mike Pence.
El segundo debate presidencial está programado para el próximo jueves 15 de octubre, pero Joe Biden ha dicho que cree que no debería celebrarse si Donald Trump tiene COVID-19.
Con información de Grupo Reforma, 7 de octubre del 2020
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El Gobierno de Donald Trump ofreció levantar las sanciones actualmente impuestas sobre Venezuela al apoyar una propuesta de formar un Gobierno de transición que incluya a aliados tanto del Presidente Nicolás Maduro como del dirigente opositor Juan Guaidó, comentaron funcionarios estadounidenses.
El plan, que fue presentado por el Secretario de Estado, Mike Pompeo, refleja una propuesta formulada por Guaidó que revela cómo ante el temor creciente por el coronavirus, que amenaza con abrumar el sistema de salud ya colapsado del país sudamericano y su economía paralizada, Estados Unidos retomó su esfuerzo de separar la supremacía de Nicolás Maduro sobre las Fuerzas Armadas de Venezuela.
“Este marco puede proporcionar un camino que ponga fin al sufrimiento y abra el camino a un futuro más brillante para Venezuela”, dijo Pompeo en Washington.
El llamado “Marco Democrático para Venezuela” obligaría a Maduro y Guaidó a dar un paso al costado y entregar el poder a un consejo de estado de cinco miembros, el cual gobernaría hasta la realización de elecciones generales a fines de 2020, de acuerdo con un resumen de la propuesta.
Cuatro de los miembros serían elegidos por mayoría de dos tercios de la Asamblea Nacional, que preside Guaidó. El quinto miembro, que sería Presidente en funciones hasta la realización de las elecciones, sería designado por los otros cuatro miembros del consejo. Ni Maduro ni Guaidó tendrían la posibilidad de ser miembros del consejo.
“La esperanza es que este esquema promueva la selección de personas que gozan de amplio respeto y conocidas por su capacidad de colaborar con la otra parte”, dijo el representante especial de Estados Unidos para Venezuela, Elliott Abrams, en una explicación preliminar del plan.
“La gente del mismo régimen ven esto y comprenden que Maduro debe partir, pero a los demás nos tratan bien y con imparcialidad”.
El plan esboza los requisitos de Estados Unidos para levantar las sanciones que pesan sobre los funcionarios de Maduro y la industria petrolera, la fuente de casi todos los ingresos externos de Venezuela.
Si bien los acusados de abusos graves de los derechos humanos y el tráfico de drogas no se beneficiarán con el alivio de sanciones, los individuos que están en la lista negra debido a sus posiciones en el Gobierno, miembros de la Corte Suprema, el consejo electoral y la asamblea constitucional, sí lo serán.
Las sanciones impuestas sólo desaparecerían bajo las condiciones de que el consejo esté funcionando y las fuerzas extranjeras, cubanas o rusas, se retiren del país.
“Nuestra esperanza es que con esto se intensifique la discusión en el seno del Ejército, el chavismo, el partido socialista gobernante y el régimen sobre cómo salir de la crisis terrible en la que están sumidos”, dijo Abrams.
Durante meses, Estados Unidos ha utilizado las presiones económicas y diplomáticas para tratar de debilitar el apoyo de las fuerzas armadas hacia Nicolás Maduro, y la semana pasada fiscales estadounidenses acusaron al Presidente, al Ministro de Defensa y al titular de la Suprema Corte de Justicia, entre otros, de narcotráfico y lavado de dinero.
Con todo, un plan, cualquiera que sea, difícilmente tendrá el apoyo de Maduro a menos que lo proteja de la justicia estadounidense, dijo David Smilde, investigador experimentado de la Oficina sobre América Latina en Washington.
La constitución chavista de 1999 protege a los venezolanos de la extradición, pero un régimen de transición podría modificarla.
“Es difícil ver cómo esto convencerá a los actores principales en el gobierno”, dijo Smilde. “Aparentemente creen que los militares van a intervenir, pero eso parece sumamente improbable”.
AP, 31 de marzo de 2020